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Los ojos del unicornio

Y custodiará la Fuente de la Grandeza;
esperará junto a una lágrima
nacida ni de la pena ni de la alegría,
revestido de plata, bajo tierra;
soy el Cuerno Espiralado.

 

Esta es la parte final del poema La profecía del cuerno verdadero, que aparece en la última página de un libro muy extraño: De Historia et Veritate Unicornis. De la historia y de la verdad del unicornio es la traducción de un manuscrito perteneciente a una obscura hermandad filosófica italiana del siglo XV, en cuyas páginas se revela el origen, las costumbres y las características del unicornio. El manuscrito original fue escrito en latín y está magníficamente ilustrado con dibujos de estilos medievales y renacentistas. En la primera parte de la edición en español se narra cómo el editor, un tal Michael Green, recibe una carta de un miembro de esta hermandad, el hermano Iamblicus, pidiéndole una cita para tratar un asunto importante y beneficioso: la publicación de un manuscrito. Después de acceder a publicarlo, Green acepta la invitación del monje para visitar y conocer a la hermandad, y sumergido en un bosque, le es concedida la gracia de ver el Cuerno. Más tarde, él y el hermano Iamblicus, lo pondrán de nuevo en el lugar al que pertenece y su dueño lo encontrará. El poema contiene la clave para saber dónde lo enterraron. La segunda parte es el diario de Magnalucius, el hermano al que se le aparece el unicornio como señal, y donde Eugnostos, el Maestro, le encomienda la tarea de escribir la verdad y la historia de la fantástica criatura. La tercera, constituye precisamente este compendio.

 

El unicornio existe tanto en el mundo occidental como en el oriental; el manuscrito de Magnalucius, clasifica a los unicornios en siete casas, cada una con un dominio y un deber (desgraciadamente a esta parte le falta una hoja del original). Los avarim son los occidentales y los kilina (ki lin, unicornio en chino) se encargan de los menesteres del Oriente. Las leyendas dicen que los avarim llegan a vivir más de mil años y que además son los más nobles de los animales. Intriga la representación de Cristo con un unicornio, a pesar de los rasgos maléficos que se le atribuían en la antigüedad y que la Iglesia nunca tomó en cuenta. Los kilina guardan los Tres Grandes Secretos, nos serán revelados al término de esta era. Su aparición es un buen presagio: el anuncio del nacimiento de un gran rey, su muerte es de mal agüero. La descripción del ki lin que aparece en la Zoología Fantástica de Borges, dice: «...no es como el caballo o el toro, el lobo o el ciervo. En tales condiciones podríamos estar frente al unicornio y no sabríamos con seguridad que lo es. », hubiese sido criticada por cualquier naturalista porque no sigue la primera regla para la descripción y la clasificación de los organismos: no registrar las características ausentes.

 

Durante mucho tiempo se buscó su cuerno debido a la creencia de que poseía propiedades curativas, afrodisíacas y proféticas. Estos cuernos llegaron a valer mucho dinero y sólo los nobles o los comerciantes podían obtener uno completo, la gente pobre se contentaba con unos cuantos gramos molidos o pequeños pedazos. La verdad del origen de estos cuernos la encerraba el mar; en latitudes muy al norte, en mares fríos, nada un ser de sangre caliente llamado narval. El narval es un cetáceo, un pariente de las ballenas y de los delfines. Su forma y tamaño son muy parecidos a estos últimos, con algunas pequeñas diferencias excepto una: la presencia de un apéndice en los machos, de hasta tres metros de largo, similar al gran cuerno espiralado de la mística criatura. Así que los cuernos que se vendían como de unicornio pertenecían a un animal acuático, habrá quien se sonría ante la ignorancia y la fe de los compradores de antaño y probablemente desconozca que el narval no tiene cuernos.

En cuanto a su forma, como ya dije, el libro se divide en tres partes, su contenido, creo que también consta de tres conceptos. Uno artístico, en el que se aprecia una mezcla de estilos, tenemos temas medievales donde aparece el Unicornio rodeado de una atmósfera mística y simbólica, acompañado de vírgenes encajado en un espacio atemporal; pero la técnica muestra el uso de la perspectiva lineal, la cual no se utilizó sino hasta finales de la Edad Media y que tuvo su esplendor en el Renacimiento, cuando se persiguió representar las cosas tal cual eran, de una manera real, tangible, aunque para esto había que pintarlas como parecían y no como eran. Otro concepto es el testimonial. Recordemos que la segunda parte es un extracto del diario de Magnalucius antes de dedicarse a la tarea de escribir la historia del Unicornio, sólo son seis páginas y en ellas destaca la confusión e inquietud que le provocó su estancia en una ciudad con el germen renacentista. El hermano Magnalucius vivía cerca de un bosque, donde también residían los demás miembros de la hermandad, para poder dibujar y escribir necesitaba papel y tinta, así que viajó a Florencia para comprarlos. Allí choca con «la magnifica efervescencia intelectual»  y la clasifica como  «un impulso febril que nace de un infinito vacío». Siente tristeza del cambio de dirección de los hombres, porque la Nueva Era le resultará inhóspita a la criatura del único cuerno. Razón ya tenía, esa hueca efervescencia intelectual ha distorsionado todo el simbolismo de una época, pobre en recursos, pero rica en contenido, dónde el qué se imponía ante el quién y la madera obscura cubría el mármol frío. Fulcanelli [1] , en El misterio de las catedrales, reconoce este triste acontecimiento, esta farsa de la razón sin destino.

 

El hermano Magnalucius se ha ido, su maestro, Eugnostos, partió antes. Fulcanelli desapareció. El Cuerno tal vez siga enterrado, pero los ojos permanecen viendo.

 

 

 

[1] 1 Se considera a Fulcanelli como el último de los alquimistas. Es autor también de Moradas filosofales.

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